La Ilustración, pretendía ser una lucha contra la ignorancia y la injusticia que habían prevalecido en la Europa transformada social y económicamente, sin haberlo hecho en los ámbitos ideológicos de la política y del derecho. La ideología ilustrada parecía ser una clara consecuencia de la llamada revolución científica que desde hacia siglo y medio estaba cambiando la faz del mundo, configurándole una nueva imagen totalmente alejada de las concepciones filosóficas. Sobre todo, la Ilustración está vinculada al crecimiento de la importancia social y económica de la alta burguesía que aspiraba a dar el golpe de gracia a la aristocracia improductiva, pero con grandes privilegios, y acceder directamente al poder político. Este conjunto de circunstancias generó un estado anímico en una elite formada por aristócratas y por la alta burguesía, convencida de la necesidad y posibilidad de cambios y transformaciones sociales y políticas que fundamentadas en la razón, conducirían a la humanidad a un estado general de justicia, felicidad y bienestar.
Dos formas objetivadas de la voluntad, razón y experiencia, debían guiar a la humanidad en los cambios que habrían de ser llevados a cabo si se pretendía alcanzar una sociedad en la que reinase la justicia. La razón para el movimiento ilustrado siempre estaba basada en la experiencia; la racionalidad empírica es quien aportaba la luz necesaria en la solución de cualquier problema y quien debía decidir sobre la verdad. Otro de los temas de la Ilustración fue la Naturaleza, de las que se podía observar diferentes interpretaciones: igualdad originaria de todos los hombres y mujeres, lo natural es el modelo que debían imitar los hombres y mujeres si se guiaban por su racionalidad, era el modelo ideal del conocimiento para alcanzar la verdad y otra interpretación fue que la idea de Naturaleza se convirtió en el paradigma del Bien, llegando a ser deificada. Otra idea de la Ilustración fue la del progreso, que siempre consiste en la afirmación de que “el futuro será mejor que el presente, y éste siempre es mejor que el pasado”, contiene la aspiración de una futura vida mejor, la cual se lograría mediante los esfuerzos planificadores de la razón, estando sometida a los imperativos del método científico, quedando todas las actividades humanas inmersas en la necesidad de construir el futuro, que es cuando el progreso se materializa.
Por otra parte, la conciencia de estar viviendo un tiempo de cambios y transformaciones, generaron el ideal de un nuevo hombre. Un hombre nuevo necesita de una sociedad nueva y de una ideología nueva que valore su nuevo modo de ser en una sociedad construida de acuerdo con la racionalidad. Una nueva ideología, que refleja valores e intereses dominantes, se impone en un mundo que cambia.
Respecto al terreno de la creación material, la consecuencia más conocida de esa actitud fue la edición de la Enciclopedia, en manos de sus promotores Diderot y D’Alambert, que pretendió ser una summa critica y razonada de todo el saber que se apoyaba fundamentalmente en los logros del empirismo. La Enciclopedia pretendió ser la reunión del conjunto de saberes que una persona educada debía poseer para poder participar en el desarrollo intelectual, científico, político y social del mundo. Otra consecuencia, de mayor divulgación, fue la critica a la Religión Católica, que fue considerada como la representación del oscurantismo, además de fomentadora de la incultura y el fanatismo, de todo lo cual, según los ilustrados, obtenía grandes beneficios. La idea de religión se identifico con la idea de Naturaleza, que fue equivalente a la idea del bien.
Así pues, se observa en Kant la mayoría de las características anteriores, lo cual puede comprobarse por la gran cantidad de obras que tiene dedicadas a temas que están en relación con las preocupaciones ilustradas, como Idea acerca de una historia universal desde un punto de vista cosmopolita o Respuesta a la pregunta: ¿Qué es La Ilustración?, con independencia de sus obras antropológicas. Y todo ello aun a pesar de su gran obra critico-epistemológica, la Crítica de la razón pura, que es uno de los mayores intentos humanos para probar que la razón crítica es el germen único de todo conocimiento humano, siendo la razón humana, sometida a su propia crítica, la protagonista de ello y de su propio progreso.
De este modo, se reconoce en el pensamiento kantiano la prioridad concedida a la razón como facultad máxima y como tribunal a cuyos juicios se someten los temas de la religión, el progreso, la sociedad, la moral, el hombre, la libertad, el derecho y sobre todo el propio derecho de la razón de ser el juez único de todo ello. En este aspecto, Kant vivió de acuerdo con las modas y los intereses generales de su época.
Siguiendo con el tema de la razón y el conocimiento, Kant fue coherente con la preeminencia del método científico para el conocimiento natural. Pero si Kant comulgó con la mayoría de los ideales de la Ilustración, cabe destacar que no se movió en las proximidades de los centros intelectuales de Europa en donde se gestaban las ideas de ese movimiento. Y es sabido que Kant no salió nunca de Königsberg, su ciudad natal, lo que no le impidió estar al día de todos los acontecimientos mundiales de relevancia, tanto en el acontecer político como en lo referente al mundo intelectual y de las publicaciones.
Sin embargo, si la Ilustración fue una popularización general de conceptos e ideas, Kant se mantuvo totalmente al margen de esa actitud; su pensamiento muy al contrario, siempre se desenvolvió en niveles estrictamente técnicos y profesionales sin concesión alguna a la galería.
Para finalizar, cabe destacar un elemento que separa a Kant del resto de los ilustrados: aunque él realizó una fuerte crítica a la Metafísica y sus pretensiones, e incluso a la religión, en ningún caso atacó a la fe y las creencias, en las que basa la posibilidad de la moralidad en los seres humanos.